martes, 21 de julio de 2009

Gracias, majo.

Ahora que ando con papeles para renovar la excedencia, me planteo muchas cosas. Por un lado me entran sudores fríos al pensar en volver al curro algún día. Y es que me he desconectado de tal manera, que lo que antes podía ser atractivo, ahora se presenta como tedioso. Por otro, pues que sí que me veo trabajando, quizás no en el mismo curro de antes, pero soy una mujer trabajadora, de eso no hay dudas.

Mi educación fue la de tantas: hija, tú estudia para ser algo el día de mañana. Hija, tú trabaja para no tener que depender de nadie. Hija, gana tu dinerito... Entonces, el trabajo del ama de casa estaba denostado, era un atraso, herencia del pasado. Las que no trabajaban fuera de casa posiblemente eran mujeres sin mucha formación, sin muchas posibilidades laborales. También es cierto que las mujeres habían estado a la sombra del hombre durante años. Y socialmente, en este mundo mercantilista, en esta sociedad capitalista de consumo, la mujer tenía que competir con hombres y con mujeres para salir a la calle. Quizás ahora las cosas han cambiado. No radicalmente, un poco.

¿Y en mi caso? No son pocas las amigas que me preguntan: ¿cuándo te vas a incorporar?, y me aconsejan: "no ves, que el niño crecerá y tendrás que ocuparte en algo, que no te va a necesitar...
¿te vas a quedar siempre en casa?, ¿no te vas a aburrir?, qué pena desperdiciar así tu formación, tu currículum, tu experiencia ".

En cualquier reunión social, surge la pregunta: ¿tú que eres?, si digo madre, sí, pero qué más.
Definitivamente, lo laboral conforma el ser. Y por eso muchas mujeres actualmente no se encuentran "siendo" dentro de casa. Es una carga: las cargas familiares. Me horroriza esa expresión: mujer con cargas.

Yo sigo siendo dentro. Y fuera. Sigo siendo yo. O a lo mejor, no. Ya no he vuelto a ser la de antes. Es verdad que en mí se ha producido un gran cambio interior. Pero eso va seguir así trabaje fuera o me quede en casa.

En un principio me encontraba como "de prestado", es decir, sentía que mi chico trabajaba para mí. Que le debía algo, como ir acumulando un crédito porque él trabajaba por los dos. Ahora siento que cada uno hacemos un trabajo distinto. Que el suyo es duro, ha de salir de casa, y trae la caza a la cueva. Y el mío es duro igualmente, asumo más responsabilidad en la crianza de la criatura, y la cueva ha de estar en condiciones para vivir en ella. Ya no estoy de prestado. Hemos repartido los puestos en este equipo, y funciona.

¿Y qué ocurre con mi felicidad? Pues lo mismo que ocurría antes; que sigo trabajado para ella.

Soy feliz así. Y estoy agradecida a mi compañero de equipo.

Gracias, majo, estamos haciendo algo importante entre los dos. Gracias por tu soporte. Por ponerme los pies sobre la tierra miles de veces este año, por tu paciencia, por tu escucha, por tu energía masculina, por tu saber estar ahí, por tu amor que me inunda.

Gracias. Porque sigo siendo y tú me ves como soy.

3 comentarios:

el lector dijo...

lo que importa es eso, ser y seguir siendo.

mamita dijo...

Hola: que identificada me he sentido contigo, yo tambien estoy en estos momentos renovando papeles de la excedencia y sintiendome tremendamente feliz de poder estar mas tiempo con mi peque de 15 meses.
cuando yo tome la decision fue cuando nacio en ese momento dijimos no podemos separarnos de el y nunca me he separado de el.
nosotros tambien oimos frases del tipo de las tuyas muchos creen que se me fue la pinza al ser madre y yo creo que ha sido todo lo contrario nunca me he sentido mejor, me da igual que me digan que tiene mamitis o que si le dare la teta hasta los 20,solo le miro la cara a mi bebe y veo que hacemos lo correcto, bueno no es exactamente lo correcto es lo que nos sale del corazon y eso es lo unico por lo que me guio.
enhorabuena y te seguire leyendo

Rebe dijo...

Me gusta, dentro de poco me voy a encontrar en la misma situación que tu (en dos meses cuando de a luz) y no veo el momento de ello, tengo ganas de disfrutar de la maternidad. Tengo ganas de ser madre al 100% y no al 50% como lo vengo siendo ahora. Tengo ganas de ocuparme de mi hogar y de las personas a las que quiero. Tengo ganas de tener tiempo para ser feliz.