jueves, 19 de febrero de 2009

Ñam, ñam...

Me dan una ternura... y ahora que quiere empezar a caminar, más.

Me quedo sin palabras ante esta perfección.

Solo puedo decir que soy feliz, feliz por tener esta oportunidad tan grande, como dirían en un concurso de la tele; y más feliz aún, porque es realidad, es cierto, y está aquí.

Somos testigos de la grandeza del ser humano, en esos pies.

En esa piel aterciopelada.

En la dulzura de ese olorcillo a quesito.

Le llevarán lejos de mí, cuando crezca.

De momento, disfruto teníendolos a mi lado.

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