lunes, 2 de febrero de 2009

Qué de inconvenientes


Estábamos reunidos con otros padres e hijos, la nena de 3 años quería algo, y hasta que no dijo la palabra "mágica": por favor, no le fue concedido el deseo. Era un vaso de agua.


Pero, ¿a qué clase de adiestramiento sometemos a nuestros cachorros?


Aún me acuerdo entre avergonzada y rabiosa, a mi madre: "¿cómo se dice?", y yo entre dientes: "gracias, por favor, gracias, gracias...."

Un amigo me dijo una vez que no hacía falta, entre amigos sobra.

Y entre familia.


A veces, te sale del corazón, está bien, te ha salido.

Y entonces es un regalo.

Pero cuando se repite demasiado, es frase hecha, hueca.

Los niños son agradecidos por sí mismos, una mirada, una sonrisa, un gesto, son regalos.


Vamos a dejarles ser.

¿Podremos?

4 comentarios:

el lector dijo...

sí, llevas razón. pero los niños también son egoistas, no son diferentes de nosotros.

al fin y al cabo "educar" es, también "civilizar". y tanto un término como otro implica marcar límites...

yo tengo dos sobrinos a los que adoro. pero a veces me indigno con ellos porque sé que intentan tomarme el pelo, ganarme terreno. cada uno tiene su táctica. es la vida. y es bonita.

luego ves sus caras.

Anónimo dijo...

Creo que en el tema de las formulas de cortesia, si se acostumbran a usarlas en casa, luego fuera salen solas. Y las fomulas de cortesia, son solo eso, cortesia y buena educación, vacias de cualquier otro tipo de contenido, pero que están ahí.

No creo que enseñarles algo que fuera de casa les facilitará su relación con los demas sea adiestramiento. Seria maravilloso ser todos espiritus libres, que obraramos por puro convencimiento de lo bien hecho, pero desgraciadamente hay unos convencionalismos sociales que debemos aprender y que si no respetas te consideran un grosero.

En cuanto a dar lñas gracias de corazón, en mi caso eso sobra, porque cuando hay agradecimiento de corazón, con una mirada y una sonrisa si que sobran las palabras,

cuadernogaviero dijo...

el límite es necesario para no caer en el abismo por descuido

Anónimo dijo...

¡que no mecheis la charla!